El Vaticano confirmó que el pontífice, de 88 años, falleció a las 7.35 de este lunes tras un derrame cerebral que derivó en un colapso cardiocirculatorio irreversible. Diarios italianos añaden que el Papa se levantó “razonablemente bien”, pero se desplomó media hora antes de morir.
ROMA. — La jornada había empezado como tantas veces desde que las complicaciones respiratorias lo obligaron a turnar reposo y actividad. Francisco, 88 años, se despertó a las seis en su habitación de Casa Santa Marta —la residencia que eligió para vivir desde 2013—. Según su entorno, se encontraba “razonablemente bien” y repasaba la agenda de la semana. Aún flotaba la satisfacción por haber saludado a los fieles en la plaza de San Pedro durante la ceremonia pascual del domingo, donde se lo vio visiblemente fatigado pero sonriente mientras recorría el perímetro en el papamóvil.
El derrumbe
07.00 (hora de Roma). El Pontífice comenzó a sentir un fuerte malestar y pidió asistencia al equipo médico permanente.
07.17. Experimentó un derrame cerebral súbito; perdió el conocimiento y entró en coma.
07.35. Los cardiólogos certificaron un colapso cardiocirculatorio irreversible. El parte oficial describe “coma y fallo cardíaco” como desenlace final.
El diagnóstico se produjo en un contexto de salud ya frágil: neumonía multimicrobiana bilateral, bronquiectasias, hipertensión arterial y diabetes tipo II. Tres internaciones recientes en el Policlínico Gemelli por infecciones respiratorias habían encendido las alarmas. “¿Podré hacerlo?”, preguntó días atrás refiriéndose a la Pascua; la frase quedó resonando entre sus colaboradores, contaron a la prensa italiana.
Rito de constatación y cierres
A las 20.00 el cardenal Kevin Farrell, camarlengo de la Santa Iglesia Romana, presidió el rito de constatación de muerte. Inmediatamente se sellaron las dos residencias pontificias —los departamentos del Palacio Apostólico y la habitación de Santa Marta— y el cuerpo fue depositado en un féretro ubicado en la capilla privada de la Domus.
Qué viene ahora
Martes, 9.00. Se reunirá la primera congregación general de cardenales para fijar la fecha del funeral, que debe celebrarse entre el cuarto y el sexto día tras el deceso, según la Constitución “Universi Dominici Gregis”.
Con la “sede vacante” formalizada, Farrell quedará al frente de los asuntos ordinarios y comenzará el proceso que desembocará en el cónclave de la Capilla Sixtina.
Miles de fieles ya se concentran en la plaza de San Pedro para despedir al primer Papa latinoamericano y jesuita de la historia.
El deseo de volver a Santa Marta
Bergoglio había insistido en no trasladarse al Palacio Apostólico aun en la fase terminal. Quería afrontar la enfermedad “entre sus objetos personales y sus libros”, tal como revelaron allegados: “Prefería la cercanía humana de los pasillos de Santa Marta antes que la solemnidad de los apartamentos pontificios”.
Con su muerte se cierra una década de papado marcado por la denuncia de la desigualdad, el diálogo interreligioso y la reforma de las finanzas vaticanas. Resta, ahora, que el Colegio Cardenalicio inicie el complejo camino de la sucesión mientras la Iglesia y la comunidad internacional velan al hombre que pidió “rezar por mí” cada vez que se despidió de sus fieles.