Columna de Humor Político N°1
Milei estaba sentadito en el sillón de Rivadavia, listo para gobernar una noche más, y a punto de tomar una leche chocolatada que compró en su viaje por Estados Unidos, importada de Argentina aunque él no lo supiera. Sus dedos acariciaban suavemente la pantalla del smartphone que le regalara su amigo Elon, a cambio de la concesión del aire argentino. Las letras fueron apareciendo una a una en la pantalla hasta formar intensas e incomprensibles palabras: “La lista tengo”. El presidente resoplo furioso, y se acomodó el jopaso, ritual que siempre hacía antes de desactivar el predictivo. El nuevo criterio de búsqueda pareció dejarlo mas satisfecho: “Lali en tanga”.
-¡Qué difícil es esto!-Dijo para sus adentros.
Ahora si… jocundo, con dos holluelitos enmarcándole los labios, se preparó, ágilmente, para zambullirse en un mundo de fantasías de colores, en el cual tendría sueños felices de amor con la petisa, hasta que le diera culpa, y terminara escupiéndole odio en “X”, la red social que también le prestara su amigo Elon. Lali le recordaba a una compañerita del jardín de infante de la que estaba enamorado, hasta que los marginales repitentes que se sentaban al fondo, comenzaron a burlarse de su amor, y él, triste y con deseo de pertenecer, insultó a la chica para esconder su amor. Bueno… quizás no pasó nada de esto, porque jardín no tiene repitentes, y menos si es privado, pero al hombre del jopo le gustaba creer que sí, para odiar a los repitentes.
En medio de sus elucubraciones onanistas reprimidas, el teléfono comenzó a sonar. Milei atendió sonrojado mientras gritó:
-¡Mentira! ¡No me gusta Lali!
-¿Qué, señor presidente?-Le contestó Caputo desde el otro lado de la línea… telefónica.
Ante el sentido pudor de haber cometido una autodelación, el presidente, se irguió, levantó la barbilla, en el gesto típico de petisos que han llegado al poder, y continuó, certero:
-Que no hay plata.
-¡Ah! ¡En eso estoy!- Contestó Toto Caputo mientras jugaba al aviador en su Mac, con una mano, hablaba por teléfono en alta voz, y apostaba el 69 a primera y a los 10 con la mitad del presupuesto del ANSES.
-¡Bien! ¡Así me gusta que trabaje! ¿La casta ya está pagando?
-Ehhh… Siiii…-Dijo el ministro, mientras se limpiaba un lánguido moquito gris de la nariz- Le sacamos los bizcochitos a los senadores.
-¡Eso! ¡Que sufran, que sufran, esos malvados representantes del maligno!
-Pero yo lo llamaba por otra cosa… tenemos un problema con el gobernador de Chubut.
-¿Pero cómo? ¿No nos querían mucho después de que nos solidarizamos por el temporal?
-Eso fue en Bahía Blanca, señor presidente.
-¿Y no es lo mismo?
-No Chubut está mas al sur.
-¿Cerca de la Antártida?
-No… mas acá…
-¿Y la Antártida donde esta?
-Donde está el muro que no deja pasar a los terraplanistas.
-¡Ah! La parte que Schiaretti no quiere que venda por que tiene hielo para el fernet.
-Volviendo al tema… señor presidente… Dice el gobernador que si no le mandamos su plata nos cierra la llave de la nafta.
-¿Cómo? ¿Quién le dio la llave?¡Pero, che! ¡No le mandes más plata!
-Es que por eso se enojó.
-Uh… la gente nos va a insultar en X… Corramos alguien, entonces… para disimular… al Ñoqui y la novia…
-Ya los corrimos…
-Esto es culpa de la casta… Si las otras provincias hacen lo mismo… capaz que los de San Luis también se enojan y no me mandan más el Dogui para los conancitos.…
-¿Qué quiere que hagamos, señor presidente? ¿Llamamos a reunión de gabinete?
-Ahora hablo con mi hermana, y le pido que lo llame a Conan por la Ouija y le pregunte…
-¿Por la que, señor?
-Ouija.
-Ah… eh… bueno… yo sigo jugando a la quini… digo administrando los bienes públicos para luchar llegar al déficit cero, y conseguir que el FMI nos apruebe dolarizar en pos de la libertad de nuestro muy queridísimo país.
-Dale, Caputito… dale…
Milei llamó a su hermana como quince veces, pero ella apaga el teléfono cuando se acuesta.
No le quedó otra opción más… aun tiene una larga noche de videos de Lali, y posteos en “X”. Es muy dura la vida gobernando.
Próximamente: “La llamada de Conan”.