La V Brigada conmemoró el histórico bautismo de fuego de la Fuerza Aérea Argentina, marcando el 42º aniversario del evento con una formación especial en el monumento al A4-B.
Este miércoles hubo conmemoración en la V Brigada de Villa Mercedes. Fue por el 42º aniversario del bautismo de fuego de la Fuerza Aérea Argentina, y la ceremonia estuvo presidida por el titular del organismo en esta ciudad, comodoro Carlos Adrián Pesante, y contó con la presencia de autoridades.
Participaron la Asociación de Veteranos de Guerra “Malvinas Argentinas”, “Puntanos en el Sur”, Fundación “Malvinas en un abrazo”, Soldados Veteranos de Guerra de la V Brigada Aérea, personal militar y público en general.
En la oportunidad se leyeron los nombres de los 55 héroes caídos en combate en 1982, integrantes de la fuerza, y después se compartió un minuto de silencio en memoria de los que ofrendaron la vida en la guerra de Malvinas.
Asistieron el intendente Maximiliano Frontera, funcionarios municipales y provinciales, entre ellos el rector de la Universidad Provincial de Oficios (UPrO), Rudy Cámera; también la senadora Nacional por la Libertad Avanza, Ivanna Arrascaeta y el prosecretario parlamentario del bloque de Senadores de la Libertad Avanza, Rodolfo Negri.
El cierre en Villa Reynolds fue con un desfile que fue acompañado por el regreso de los aviones A4-AR que participaron del acto central que tuvo lugar en el Palomar.
La historia
El 1º de mayo de 1982 a las 4:42 un trueno ensordecedor cayó sobre la Base Aérea Militar Malvinas (BAM MLV). El Vulcan B. Mk 1 del capitán Martin Withers, matrícula XM607, avión veterano (de la Segunda Mundial) perteneciente al Escuadrón 44 de la Real Fuerza Aérea Británica (RAF) había recorrido forzosamente los 5.600 kilómetros que separan la isla Ascensión de las Malvinas en 15 horas. La Fuerza Aérea Argentina (FAA) reaccionó a los tres minutos.
Aquel día, la FAA ejecutó 58 misiones con aviones de combate IA 58 Pucará, A-4B Skyhawk y A-4C, Mirage M-III E y M-V Dagger, y con los bombarderos Canberra MK-62/64.
Estas acciones provocaron que dos aviones británicos fueran derribados por la Artillería Antiaérea de la Base Aérea Militar Malvinas. También fueron averiados otros dos Sea Harrier, y se deterioraron dos destructores y dos fragatas. Mientras tanto, los KC-130 Hércules trabajaban arduamente reabasteciendo a los Skyhawk A-4B, y los helicópteros de transporte Chinook trasladaban heridos desde la Base Aérea Militar Cóndor hacia Puerto Argentino.
“Al final de la jornada las acciones que el enemigo había desarrollado contra las posiciones en Malvinas, le habían demostrado a su conducción los siguientes hechos: que las fuerzas actuantes en el Teatro de Operaciones Malvinas (TOM) en las Islas, y la FAA, desde el continente, estaban decididas a luchar sin cuartel para defender el objetivo; que las defensas argentinas, especialmente en Puerto Argentino, la BAM Malvinas, eran poderosas, sobre todo la Artillería Antiaérea y la aviación táctica (IA 58 Pucará) con base en las islas; que los medios aéreos interceptores Mirage M-III E y Mirage IAI M 5 Dagger y cazabombarderos A-4B Skyhawk y A-4C de la FAA habían penetrado, desde el continente, su sofisticado y confiable sistema antiaéreo defensivo en un porcentaje muy alto, no previsto por su comando”, narra la historia de la Fuerza Aérea.
Resalta que además “se había hecho retroceder a una poderosa flota naval poseedora de la elevada tecnología militar de la OTAN, detectando entre sus principales debilidades su deficiente alerta temprana, factor que se aprovecharía en las futuras batallas”.