El cirujano plástico Leandro Baseggio advierte que la demanda de lifting, botox y rellenos creció “muchísimo” entre pacientes menores de 40 años. Subraya la importancia de elegir médicos certificados y centros habilitados para evitar complicaciones y mala praxis.
Una tendencia que se acelera
La edad promedio para someterse a un lifting facial ya no ronda los 50. Según el cirujano plástico, estético y reparador Leandro Baseggio (MN 113.089), en los últimos meses se disparó la cantidad de mujeres menores de 40 años que piden rejuvenecer su rostro con cirugías y procedimientos mínimamente invasivos. “Cada vez llegan más pacientes jóvenes preocupadas por los primeros signos de envejecimiento”, explica.
Qué buscan las pacientes
Menores de 30: continúan liderando las consultas por implantes mamarios y lipoescultura.
Menores de 40: el foco se traslada al rostro. El pedido estrella es el lifting facial (cara y cuello) para devolver contorno y firmeza. A esto se suman blefaroplastias (párpados), rinoplastias y tratamientos ambulatorios —botox, rellenos y armonización facial— que prometen resultados naturales.
Pacientes masculinos: aunque siguen en minoría, también aumentan las solicitudes de rejuvenecimiento.
Riesgos y mala praxis
Para Baseggio, los casos fallidos suelen ser consecuencia de varios factores combinados:
Uso de productos no autorizados.
Intervenciones realizadas por profesionales sin la formación adecuada.
Cirugías en quirófanos clandestinos o sin las habilitaciones requeridas.
El especialista recuerda que la cirugía plástica exige al menos 14 años de formación (medicina, cirugía general y la subespecialidad). Antes de operar, se realiza una evaluación prequirúrgica completa y, si el paciente tiene antecedentes —diabetes, hipertensión, cardiopatías—, se lo deriva al especialista correspondiente para minimizar riesgos.
Cómo elegir al profesional adecuado
Constatar la matrícula y la certificación en cirugía plástica.
Verificar que el procedimiento se realice en un centro habilitado.
Asegurarse de que los insumos y medicamentos estén aprobados por la autoridad sanitaria.
Desconfiar de precios demasiado bajos o de ofertas que prometen resultados inmediatos sin controles.
El temor al “rostro artificial”
Uno de los principales miedos que plantean las pacientes es terminar con una expresión “tironeada” o “inflada”. El cirujano asegura que, con técnicas modernas y la elección de dosis adecuadas, los resultados conservan la naturalidad: “Si se sigue el protocolo correcto y se respeta la anatomía, nadie debería notar que hubo intervención”.
Conclusión
La cirugía estética es cada vez más temprana y frecuente, pero el éxito depende de profesionales idóneos, instalaciones seguras y expectativas realistas. “Cuando se cumplen todos los pasos y el paciente se informa, la cirugía es segura y el resultado, satisfactorio”, concluye Baseggio, quien responde consultas en su cuenta de Instagram @Dr_Baseggio.