Según Nielsen IQ, el consumo masivo retrocedió apenas 0,3 % interanual en el primer bimestre, pero el dato esconde realidades opuestas: bebidas cae 2,7 %, mientras limpieza y cuidado personal crecen 4 %.
El termómetro del consumo masivo marcó un −0,3 % interanual en el arranque de 2025, una variación casi neutra que, sin embargo, esconde un reordenamiento profundo del gasto familiar. El último informe de Nielsen IQ muestra un mapa heterogéneo: categorías que retroceden con fuerza y otras que logran sostener la demanda pese al ajuste de bolsillos.
Bebidas, el principal lastre
El rubro bebidas fue el único canal con caída global (−2,7 %). Dentro del segmento, la merma se explica por la retracción de bebidas alcohólicas (−10 %), golpeadas por subas de precios por encima del promedio y mayores controles al consumo fuera del hogar. Las bebidas sin alcohol —gaseosas, aguas saborizadas y jugos— lograron un tenue +0,5 %, insuficiente para compensar la pérdida.
Alimentos: selectividad en el carrito
Los alimentos crecieron +0,5 %, aunque con una dinámica dispareja. Los productos no esenciales —salsas, snacks, conservas— avanzaron +1,9 %, y las golosinas un +2,2 %, apoyadas en promociones y envases más pequeños. El contraste llega con los básicos (harinas, aceites, lácteos de primera necesidad), que se hundieron −4,5 %, síntoma de una canasta que se redefine: menos volumen y mayor búsqueda de marcas propias o segundas líneas.
Cuidado personal y limpieza, los ganadores
El bloque cuidado personal + limpieza marcó el pulso más robusto, +4,1 %. Cosmética y tocador crecieron +3,8 %, empujados por lanzamientos de bajo ticket y mayor penetración en autoservicios chinos. Pero el salto lo dieron los productos de limpieza del hogar y de la ropa (+4,9 %): la pandemia dejó un hábito arraigado de higiene intensiva, y las marcas capitalizan esa demanda con packs familiares y ofertas 2×1.
Qué puede venir
Paritarias y poder adquisitivo. Si las negociaciones salariales logran ganarle a la inflación mensual, los alimentos básicos podrían recuperar terreno hacia mitad de año.
Estacionalidad. El segundo trimestre suele impulsar bebidas sin alcohol; sin embargo, la caída de ingresos podría limitar el rebote.
Dólar y costos. Una aceleración del tipo de cambio pondría presión en categorías con alto componente importado (perfumería, cosmética, latas).
Promociones agresivas. Supermercados y autoservicios chinos endurecerán la guerra de precios en higiene y limpieza, donde el margen sigue siendo atractivo.
En síntesis, el consumo no se desploma, pero cambia de piel: menos volumen en esenciales, más rotación en cuidados del hogar y pequeños antojos que caben en el presupuesto. Para la industria, el desafío será sostener mix y rentabilidad en un mercado que navega entre la austeridad y la búsqueda de pequeños alivios cotidianos.