En un hecho histórico para la fe puntana, la réplica de una de las imágenes religiosas más importantes de San Luis quedó entronizada en la Base Marambio. Es la tercera vez que el Cristo de Renca trasciende fronteras y se convierte en un símbolo de hermandad y misión.

La imagen del Cristo de Renca, emblemática para la comunidad religiosa de San Luis, llegó finalmente a la Antártida y quedó entronizada en la Base Marambio, marcando un hito para la provincia y para la localidad que cada año celebra multitudinariamente a su santo patrono.

La intendenta de Renca, Romina Peralta, fue la encargada de encabezar la misión que trasladó la escultura hasta el Continente Blanco, donde solo pudieron permanecer alrededor de media hora debido a las condiciones climáticas. El vicealmirante Manuel Darío Castaño, jefe de la base, recibió la imagen y agradeció el gesto de la municipalidad.

Esta es la tercera réplica del Cristo de Renca que se entrega en el mundo. En 2019, el Papa Francisco recibió la primera en El Vaticano, mientras que la segunda fue destinada a la comuna de Renca, en Chile. Ahora, con su llegada a la Antártida, la imagen se convierte en símbolo de unidad y esperanza en uno de los puntos más remotos del planeta.

“Hace dos años hablamos con monseñor Gabriel Barba y coincidimos en la necesidad de ‘misionar’ la imagen, entregándola en santuarios importantes a nivel mundial y en lugares emblemáticos dentro de Argentina”, comentó Peralta antes del viaje.

Las gestiones con las autoridades de la Base Marambio comenzaron el año pasado y contaron con una recepción positiva desde el inicio. Además, este no es el primer contacto entre Renca y la Antártida: durante la pandemia, alumnos de la localidad puntana y del extremo austral del país participaron en un intercambio cultural.

Según explicaron las autoridades, el Cristo inició su travesía a mitad de mes e hizo diversas escalas técnicas antes de aterrizar por fin en Marambio, donde quedará como testimonio de fe y hermandad para quienes habitan y visitan la base.