Después de la mediática audiencia de divorcio con Mauro Icardi en Milán, la empresaria dejó su llamativo Huracán Spyder ploteado de rosa y se trasladó en tren a la capital italiana para cumplir compromisos con la RAI. El glamour sigue intacto, aunque el medio de transporte sea más terrenal.
ROMA.– 24 horas después de haber acaparado flashes al llegar a los tribunales milaneses en un Lamborghini Huracán Spyder rosa, Wanda Nara cambió de escenografía –y de vehículo– para continuar su agenda en Italia. La empresaria y presentadora desembarcó en la estación Termini con un equipaje de mano Louis Vuitton, una mochila Gucci y un café para llevar. La postal, difundida en sus redes, confirma que aun cuando viaja “modo ciudadana de a pie”, el sello de glamour permanece intacto.
El traslado no fue una escapada turística improvisada. Wanda tiene pactadas grabaciones en los estudios de la RAI para la edición especial de Ballando con le Stelle, ciclo del que fue campeona en 2023 y que ahora prepara un programa aniversario. La televisora pública la espera como jurado invitada para la gala del fin de semana.
Su aparición en Roma contrasta con la puesta en escena que ofreció 24 horas antes en Milán. Allí, la exrepresentante y todavía esposa legal de Mauro Icardi asistió a una audiencia clave por su divorcio a bordo del deportivo que el delantero compró en 2016 por unos US$ 300 000. El coche –hoy ploteado en un rosa chicle que ella misma eligió– salió en todas las portadas como metáfora de independencia y poder. Fue, además, un guiño al pasado compartido y al presente de distancias irreconciliables.
En la capital lombarda, Icardi acudió con gesto adusto mientras Wanda transformaba su llegada en un espectáculo visual digno de una alfombra roja. Terminada la instancia judicial, la empresaria optó por guardar su superdeportivo en el garaje y dirigirse a la estación Centrale para tomar un tren de alta velocidad rumbo a la Ciudad Eterna.
“Buongiorno, Roma”, escribió desde el andén, acompañando la publicación con un emoji de plato de pasta. La instantánea –bolso de diseñador en un brazo, carry-on en el otro, café en mano– ratifica un personaje más grande que el vehículo que conduzca: siempre hay lugar para la foto y para el mensaje entre líneas.
Ya en los estudios de la RAI, Wanda retomó la faceta televisiva que viene cultivando desde su consagración en el certamen de baile y que alimenta una marca personal hecha de apariciones estratégicas, moda de lujo y autopromoción digital. Mientras tanto, la batalla legal con Icardi continúa su curso en Milán, prometiendo nuevos capítulos y, probablemente, nuevos despliegues de escenografía sobre ruedas.
El Lamborghini rosa descansa –por ahora– en un garage milanés. Wanda Nara, en cambio, mantiene encendido el motor de su propio show, sobre rieles o sobre asfalto, siempre en la vía rápida del foco mediático.