La OMS advierte, en el Día Mundial Sin Tabaco 2025, sobre la proliferación de productos de tabaco y nicotina que imitan golosinas y sabores frutales para atraer a públicos jóvenes. Vaporizadores, cigarrillos electrónicos y shisha con más de 15.000 sabores “amigables” favorecen la iniciación temprana y la dependencia.
El auge de los denominados “dulces con nicotina” representa una maniobra deliberada de la industria del tabaco para sortear las advertencias tradicionales y captar nuevos consumidores entre adolescentes y niños. Lejos de tratarse de caramelos inofensivos, estos productos incluyen vaporizadores, cigarrillos electrónicos y tabaco para shisha aderezados con sabores como algodón de azúcar, mango, osito de goma o bebidas energizantes.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) identificó más de 15.000 variantes de sabor en dispositivos electrónicos, cuyos envases coloridos y diseños que remiten a juguetes o artículos escolares ocultan el verdadero riesgo: altos niveles de nicotina, una sustancia altamente adictiva. Según la OMS, esta oferta se traduce en una puerta de entrada al tabaquismo tradicional, pues muchos usuarios jóvenes migran después a cigarrillos convencionales.
El principal peligro radica en la dependencia precoz. Un cerebro en desarrollo es más vulnerable a la adicción, y la exposición temprana a la nicotina afecta capacidades cognitivas, memoria y atención, además de elevar el riesgo de enfermedades respiratorias y cardiovasculares a largo plazo.
Este escenario configura una estrategia de renovación de mercado: mientras las regulaciones sobre cigarrillos clásicos se endurecen, las empresas reinventan sus productos para seguir manteniendo ventas. Por ello, la campaña 2025 del Día Mundial Sin Tabaco insta a los gobiernos a:
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Prohibir sabores atractivos (frutales, dulces, mentolados) en todos los productos de nicotina.
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Implantar empaques genéricos, sin logotipos ni dibujos que dificulten la identificación del contenido.
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Restringir al máximo la publicidad digital y campañas en redes sociales que apunten a menores.
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Incorporar programas de educación y prevención desde la escuela primaria, con talleres y materiales didácticos.
La desnaturalización del lazo sabor-adicción es clave para frenar esta tendencia. Familias, docentes y autoridades locales deben reconocer que, aunque el producto huela y sepa a fruta o caramelo, sigue siendo un vehículo para la nicotina con consecuencias reales y profundas en la salud pública.