El 1-0 ante Independiente encendió la furia de los hinchas, que descargaron silbidos e insultos contra la dirigencia y el Consejo de Fútbol, liderado por Juan Román Riquelme, al término del partido.
La Bombonera, históricamente templo inquebrantable, vivió su noche más tensa del semestre. Boca cayó 1-0 ante Independiente y quedó eliminado de los cuartos de final del Torneo Apertura, desatando una lluvia de silbidos e insultos para el Consejo de Fútbol comandado por Juan Román Riquelme.
Desde el pitazo final, las tribunas vomitaron su descontento: “¡Riquelme, la puta que te parió!”, se escuchó estruendoso. No era ya solo el resultado, sino la constatación de un ciclo accidentado: sin competencias internacionales tras caer en la Fase 2 del repechaje de la Copa Libertadores y un equipo carente de un estilo de juego definido.
El gol de Independiente –red de centro, cabezazo certero– simbolizó la impericia de un Boca que arrastra la inercia de un semestre para el olvido. El entrenador y los futbolistas se convirtieron en blanco táctico de las críticas, pero los ecos más punzantes estaban dirigidos hacia la Tribuna Azul y Oro: la Comisión Directiva y, en especial, Riquelme, cuya sombra pesa más que nunca en Brandsen 805.
“Acá quien manda es Riquelme”, murmuraban en las puertas del estadio, cuestionando las decisiones de refuerzos y la ausencia de referentes en la cancha. El desahogo popular no se detuvo en la derrota: fue un reproche a la gestión, al calendario de contrataciones y al diagnóstico futbolístico que sigue sin convencer.
Lejos de calmar las aguas, ahora Boca encara el Mundial de Clubes (14 al 21 de junio, en Estados Unidos) con el grupo más duro: Bayern Múnich, Benfica y Auckland City. Para los dirigentes y el Consejo, será la prueba de fuego. Para los hinchas, la última oportunidad de apagar, aunque sea por un rato, el incendio que ellos mismos provocaron en La Bombonera.