En su primera misa como Pontífice, celebrada en la Capilla Sixtina, León XIV recordó a Francisco, pidió “diálogo desarmante” y reclamó una Iglesia decidida a predicar en los entornos donde la fe es despreciada. Anunció además su primera bendición pública y un encuentro con la prensa.
Ciudad del Vaticano.— Apenas 24 horas después de su elección, el papa León XIV ofició esta mañana su primera misa con los cardenales en la Capilla Sixtina. Allí trazó la línea maestra de su pontificado: unidad interna y audacia misionera en los contextos donde la fe cristiana es considerada “absurda”.
“Se necesitan palabras de paz, desarmadas y desarmantes”, afirmó, citando a su antecesor, Francisco, a quien agradeció “el ejemplo de cercanía evangélica” durante la última década.
“Labor misionera donde es difícil creer”
En una homilía pronunciada mayormente en italiano —con un saludo inicial en inglés, su lengua materna—, León XIV describió “entornos que prefieren el dinero, la tecnología o el poder” y donde los creyentes son “burlados o, en el mejor de los casos, tolerados”. Precisamente por eso, subrayó, “allí es donde nuestra labor misionera resulta desesperadamente necesaria”.
El Pontífice, nacido en Estados Unidos como el cardenal Robert Prevost, advirtió que la falta de fe “camina de la mano con la falta de sentido de la vida” y enumeró los síntomas de esa crisis: descuido de la misericordia, violaciones de la dignidad humana, fragilidad de la familia y “ateísmo práctico” incluso entre bautizados.
Agenda inmediata
Domingo, 12.00 (hora de Roma): rezo del Regina Coeli desde la Logia central de la basílica de San Pedro, primer saludo público a los fieles.
Lunes, 10.00: encuentro en el Aula Pablo VI con los periodistas acreditados ante la Santa Sede que cubrieron el cónclave y la elección.
“Cantaré un cántico nuevo”
“Me han llamado a llevar esta cruz y sé que puedo contar con cada uno de ustedes”, dijo a los cardenales, parafraseando el Salmo 97: “Cantaré un cántico nuevo al Señor, porque ha hecho maravillas”.
Centró luego su reflexión en San Pedro —“tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo”— para subrayar que la sucesión apostólica “ha preservado y transmitido este tesoro durante dos mil años”. El papado, concluyó, es ante todo “un servicio al Cuerpo místico de la Iglesia”, no un poder terrenal.
Un mensaje de continuidad
En tono conciliador, León XIV enlazó su programa al de Francisco al hablar de “Iglesia en salida”, aunque añadió un matiz personal: la urgencia de sostener la fe precisamente donde es ridiculizada. “Allí —remarcó— no basta defender tradiciones; es necesario mostrar con alegría que Cristo da sentido y plenitud”.
Con esa consigna, y una agenda que en los próximos días combinará gestos simbólicos y encuentros con la prensa, el 267.º sucesor de Pedro inauguró un pontificado que promete diálogo, reforma y firme vocación misionera.