El fiscal cerró la instrucción y la querella buscará la pena máxima por violencia de género.
La causa por violencia de género que involucra al expresidente Alberto Fernández dio un nuevo giro esta semana: la querella encabezada por su expareja, Fabiola Yañez, solicitará que el caso avance a juicio oral y pedirá una condena de hasta 12 años de prisión, el máximo previsto por los delitos que se le imputan.
La decisión se da luego de que el fiscal federal Ramiro González diera por concluida la etapa de instrucción y notificara a las partes que dispone de seis días hábiles para pronunciarse por escrito sobre el pase a juicio oral. Las fuentes judiciales anticipan que Mauricio D’Alessandro, abogado de Yañez, avanzará en ese sentido y pedirá que Fernández sea juzgado por lesiones leves reiteradas y lesiones graves agravadas por el vínculo y violencia de género.
De prosperar la acusación, Alberto Fernández enfrentaría cargos con penas que van de 4 a 12 años de prisión, lo que implica que, en caso de ser condenado, debería cumplir pena de cumplimiento efectivo. Según la acusación, los hechos ocurrieron durante la convivencia con Yañez, en un contexto de relación asimétrica de poder y con denuncias de amenazas y violencia física.
Además, el expresidente fue procesado con un embargo de diez millones de pesos, en el marco de un expediente que ha ido ganando volumen judicial y mediático en los últimos meses.
Si bien el juez Julián Ercolini aún debe resolver si acepta el pedido del fiscal para sortear un Tribunal Oral Federal, todo indica que el caso continuará su curso en sede penal. La Fiscalía ya advirtió que considera producida toda la prueba “necesaria y pertinente”, y dejó abierta la posibilidad para que las partes soliciten medidas adicionales si lo consideran necesario.
Desde el entorno de Fernández descartan las acusaciones y aseguran que la causa tiene un fuerte componente político. La defensa aún no presentó su postura formal sobre el pedido de elevación a juicio, pero podría solicitar una prórroga del plazo procesal para responder.
La posibilidad de ver a un expresidente sentado en el banquillo por violencia de género genera conmoción en el escenario político y judicial. De llegar al juicio, se trataría de un caso sin precedentes en la historia democrática argentina, no solo por la gravedad de los cargos, sino también por el nivel institucional de los protagonistas.
El expediente avanza mientras Fernández mantiene un perfil bajo tras dejar la presidencia, aunque sigue siendo una figura referencial dentro del kirchnerismo residual.