Florencia Guiñazú, de 30 años, fue encontrada muerta con signos de estrangulamiento, mientras que su esposo se suicidó dejando a sus dos hijos solos.
La comunidad futbolística argentina se ve sacudida por un doloroso golpe con el brutal femicidio de Florencia Guiñazú, jugadora del Argentino de Mendoza. Guiñazú, una mujer de 30 años, madre de dos hijos, fue hallada sin vida en su hogar en Guaymallén, víctima de estrangulamiento.
La tragedia se agrava con el descubrimiento de que su esposo, Agustin Notto, de 33 años, también fue encontrado sin vida, aparentemente por suicidio, dejando a sus dos hijos, de 5 y 7 años, desamparados.
Según informaciones preliminares, la pareja fue encontrada en la habitación de su casa, donde ambos perdieron la vida. Se presume que el femicidio ocurrió durante la noche del viernes o la madrugada del sábado, ya que vecinos reportaron haber escuchado ruidos de pelea en ese lapso de tiempo.
El crimen deja una sombra de horror sobre la comunidad, especialmente por la trágica situación en la que quedan los hijos de la pareja, uno de los cuales podría haber sido testigo presencial de la violencia ejercida contra su madre.
La historia de Florencia Guiñazú no solo es la de una talentosa jugadora de fútbol, sino la de una mujer multifacética que se había destacado en varios ámbitos de la vida. Además de su pasión por el deporte, Guiñazú se había recibido de Tecnicatura Superior en Higiene y Seguridad Laboral en el Instituto de Educación Superior Valle de Uco (IESVU). Además, era tatuadora, modelo y, sobre todo, madre amorosa de dos hijos pequeños.
El femicidio de Guiñazú revela una vez más la cruda realidad de la violencia de género en Argentina y la urgencia de tomar medidas efectivas para proteger a las mujeres y prevenir nuevas tragedias como esta.
Se revela que Notto ya tenía una denuncia previa por violencia de género presentada por Guiñazú en 2023, lo que pone de manifiesto las fallas en el sistema de protección a las víctimas de violencia machista.
Ante esta situación, diversas organizaciones feministas y defensoras de los derechos de las mujeres han alzado su voz exigiendo justicia y acciones concretas para combatir la violencia de género. La indignación y el dolor se mezclan en una sociedad que clama por un cambio cultural profundo y una respuesta contundente por parte de las autoridades.