La familia de Thiago Correa lo despidió en medio de la investigación judicial por su muerte a manos de un policía.
Este lunes, la familia de Thiago Correa, el niño de siete años asesinado el pasado viernes en un tiroteo en el barrio Almafuerte, en La Matanza, le dio el último adiós. Thiago había quedado en medio de un tiroteo entre delincuentes y un policía, cuando el disparo de este último lo alcanzó en la cabeza, hiriéndolo gravemente.
El recorrido del cortejo fúnebre comenzó por el Colegio Santa Rosa, donde el niño estudiaba, y continuó por el Club Unidos de La Tablada, donde jugaba al fútbol, para finalmente llegar al Cementerio Parque, donde fue enterrado.
“Mi hijo ya no está, y el dolor es inmenso”, expresó Fabián Correa, el padre del niño, quien habló con dolor en su voz al ser consultado sobre el impacto de la tragedia.
En el plano judicial, el caso dio un giro importante. El fiscal a cargo de la causa decidió modificar la imputación del policía Facundo Aguilar Fajardo, de 21 años, de legítima defensa a homicidio con dolo eventual. Este cambio implica que Aguilar Fajardo será indagado por un delito mucho más grave, lo que ha incrementado la tensión en torno al caso.
El tiroteo, ocurrido en el partido de La Matanza, generó una gran conmoción en la comunidad y abrió un debate sobre el uso de la fuerza policial y la seguridad en las calles. Mientras tanto, los allegados de Thiago exigen justicia, afirmando que la muerte del niño no puede ser justificada.