El Ejecutivo publicará en las próximas horas un paquete de normas que permitirá depositar divisas no declaradas con una simple declaración jurada y ventajas fiscales. La maniobra intentará sortear la palabra “blanqueo” para no pasar por el Congreso y evitar futuras persecuciones de la AFIP (renombrada ARCA).
El Gobierno nacional ultima los detalles de un plan de “monetización en dólares” que apunta a traer al circuito formal los billetes guardados fuera del sistema sin la etiqueta —políticamente tóxica— de “blanqueo”. La novedad será presentada por el vocero presidencial Manuel Adorni en la habitual conferencia matutina de Casa Rosada.
Fuentes oficiales admiten que la ingeniería jurídica requiere “ajustes quirúrgicos” para no colisionar con la Ley de Impuesto a las Ganancias ni con la de Bienes Personales. El razonamiento es sencillo: si se bautiza como blanqueo, la iniciativa debe pasar por el Congreso; en cambio, si se encuadra como simplificación de la carga administrativa y fomento a la bancarización, basta con resoluciones reglamentarias.
“La meta es que la gente sienta que puede llevar sus dólares al banco sin miedo a que dentro de dos años un organismo de control le caiga con una inspección retroactiva”, deslizaron en Economía.
¿Cómo funcionaría?
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Depósito exprés: el contribuyente acreditará los dólares mediante una declaración jurada simplificada.
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Alivio fiscal: se evalúa un bonus de reducción —o suspensión— de retenciones a las operaciones en divisa.
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Ganancias: no habría cambios de ley (la Constitución lo prohíbe vía DNU), pero sí se puliría la reglamentación para eliminar la “justificación patrimonial”, el ítem que obliga a detallar consumos, bienes y efectivo para cuadrar ingresos.
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Bienes Personales: quienes estén dentro del régimen especial (REIBP) o por debajo del mínimo no imponible dejarían de informar el stock de activos al 31 de diciembre.
El diagnóstico técnico
El tributarista Sebastián Domínguez explicó a este medio que la decisión “desmonta la herramienta más poderosa de fiscalización de la AFIP —rebautizada ARCA—, que cruza patrimonio, gastos e ingresos”. Según el experto, la nueva declaración jurada quedaría enfocada solo en las rentas, al estilo del modelo estadounidense.
“Para el fisco será un golpe: pierde la foto anual de los bienes y el detalle de cuánto dinero se usó para vivir. A cambio, el Gobierno apuesta a que esos dólares se queden en los bancos y financien actividad privada”, resumió Domínguez.
El trasfondo político
La Casa Rosada lee dos urgencias:
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Necesita dólares frescos que no impliquen endeudamiento ni emisión.
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Debe reactivar un crédito doméstico seco por el derrumbe del consumo y la recesión.
Con el dólar libre planchado y sin señales de un blanqueo clásico —que requiere la bendición parlamentaria—, la opción de abrir la puerta trasera a los informalizados parece el camino más corto. Falta ver si los tenedores de billete verde confían en que la puerta no vuelva a cerrarse —y con candado— cuando cambie el viento político.