Las petroleras preparan un nuevo aumento, en el precio de los combustibles, de al menos un 4% en abril, incrementando la presión sobre el costo de vida.
Los combustibles volverán a aumentar sus precios tras Semana Santa, según lo anunciado por las petroleras.
Este incremento, previsto para abril, impactará en los ya agotados bolsillos de la población, que enfrenta un panorama de precios en constante alza.
Con la nafta premium superando los $1000, se espera que el alza del insumo clave recrudezca la situación económica de abril, sumando más presión al costo de vida.
Además del incremento del 4% por la suba de impuestos a los combustibles, las petroleras también ajustarán los precios para compensar la devaluación mensual del peso frente al dólar.
Esta medida se enmarca en el descongelamiento de los impuestos a los combustibles anunciado por el Gobierno en febrero, con el objetivo de aumentar la recaudación tributaria.
Según indican en el sector, hubo una orden política del ministro de Economía para atenuar los aumentos de la nafta y el gasoil, así se consolida la baja de la inflación mensual.
Sin embargo, a mediano y largo plazo la estrategia del Gobierno es la liberación casi total del mercado.
El subsecretario de Hidrocarburos, Luis De Ridder, le dijo a los empresarios de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines (CECHA) que están “interactuando con Economía para que los refinadores puedan comprar el petróleo a las productoras a valores internacionales y eso se refleje en el precio en surtidor”.
En febrero, el petróleo crudo en el mercado interno se negoció a unos 68 dólares por barril. El valor internacional neto de retenciones y descuentos ronda actualmente los US$74.
Según YPF, a principios de marzo todavía existía un atraso de entre 8% y 10% promedio en los precios de los combustibles.
Este escenario convive con una caída en las ventas de 16% promedio a nivel nacional entre diciembre y febrero, que le pone un freno a los aumentos de precios.