Investigación revela excesivo gasto en salarios de asesores senatoriales y cuestiona su eficacia.
En una sesión que ha generado indignación y polémica, los senadores argentinos aprobaron un aumento sustancial en sus propios salarios, mientras surgen preguntas sobre el empleo y la eficiencia de sus asesores. Los datos revelados muestran que los 72 senadores del país cuentan con una asombrosa cifra de 1132 asesores, con un costo mensual mínimo de $840 millones en salarios.
Este gasto exorbitante se distribuye entre dos tipos de asesores: los de planta transitoria y los de planta permanente. Cada senador dispone de un presupuesto mensual considerable para los primeros, sin un límite claro en el número de designaciones. Sin embargo, surge el problema cuando estos asesores no son asignados a ningún despacho específico y terminan en áreas como la Biblioteca del Congreso, siendo percibidos como “ñoquis” por muchos críticos del sistema.
El Senado cuenta actualmente con alrededor de 4000 empleados entre planta permanente y transitoria. Cuando un asesor no puede ser ubicado en ningún despacho, se lo traslada a comisiones donde realiza tareas administrativas. Pero si no hay trabajo disponible, quedan en un limbo durante seis meses hasta que se resuelve su situación.
El mayor interrogante radica en el número de asesores de planta permanente que no están asignados a ningún despacho, que se estima en al menos 1000 personas. Estos son vistos como “ñoquis” ya que no siempre cumplen con sus responsabilidades o son reasignados a áreas que no necesitan más personal.