El agresor, de 65 años, perdió la paciencia cuando vio el vehículo de la hija de la víctima frente a su casa: discutió, tomó un machete y casi le arranca media cara. La Justicia lo dejó detenido; la víctima sigue en observación con una herida de 15 cm.
CÓRDOBA — Lo que empezó como un reclamo de tránsito mal resuelto terminó en una escena digna de película de terror suburbano. Ocurrió el domingo a la noche en Nicanor Sagasta al 6700, barrio Betania, una zona de casas bajas a un paso del parque industrial y de la autovía que desemboca en la capital provincial.
Según fuentes policiales, O. T. (65) perdió los estribos cuando descubrió que la hija de su vecino H. D. R. (64) había dejado su auto estacionado justo frente a su portón. Hubo gritos, un cruce de insultos y, en cuestión de segundos, el dueño de casa volvió empuñando un machete de hoja ancha.
El intercambio verbal escaló a golpes. Un tajo limpio le arrancó prácticamente la oreja izquierda a H. D. R. y abrió un corte de unos 15 centímetros que alcanzó maxilar y mejilla. La víctima fue trasladada de urgencia al Hospital Florencio Díaz, donde quedó internada en observación con pronóstico reservado.
El agresor tampoco salió ileso: acabó con traumatismos leves y un golpe en el brazo izquierdo, por el que fue atendido en el Hospital Ciudad de Mis Sueños. Después del alta, la Policía lo esposó y lo puso a disposición de la fiscalía de turno. El machete fue secuestrado y enviado a peritaje.
Como daño colateral, el automóvil “mal estacionado” terminó con el parabrisas astillado durante la riña, prueba de que el descontrol se extendió más allá de los dos contendientes.
Ahora la causa está caratulada como “lesiones graves calificadas”. El juez deberá decidir si la furia por un sitio de estacionamiento justifica la prisión preventiva de un jubilado que, por un instante, convirtió la vereda en un ring de machetes. Mientras tanto, los vecinos del barrio Betania vuelven a mirar de reojo cualquier auto que se detenga demasiado cerca de su portón.