Los investigadores creen que Laura Leguizamón, bajo tratamiento psiquiátrico desde hacía dos meses, mató a puñaladas a su esposo y a sus dos hijos adolescentes antes de quitarse la vida. La fiscalía analiza si el profesional que la atendía pudo haber prevenido el desenlace.
Una escena que hiela la sangre. Pasadas las 10 de la mañana del miércoles, la empleada doméstica de la familia Seltzer – Leguizamón abrió la puerta del departamento de Aguirre al 200, en Villa Crespo, y se topó con el horror: cuatro cuerpos sin vida, todos con heridas de arma blanca. Lo que pareció, en un primer momento, un femicidio–suicidio perpetrado por Bernardo Adrián Seltzer dio un vuelco pocas horas después: las pericias cambiaron el foco y señalaron a su esposa, Laura Leguizamón, como autora de la masacre.
La nueva hipótesis. Según los primeros informes forenses, Seltzer estaba acostado en la cama cuando fue atacado; no presentaba heridas defensivas. Los hijos del matrimonio, Ian (15) e Ivo (13), fueron sorprendidos en su habitación: uno murió allí; el otro intentó escapar y cayó en el pasillo. Ambos tenían cortes profundos en la espalda y señales de defensa. Leguizamón, por su parte, no exhibía lesiones de lucha y habría usado el mismo cuchillo para suicidarse.
El tratamiento psiquiátrico que ahora es clave. La hermana de Leguizamón declaró que la mujer llevaba “al menos dos meses” bajo tratamiento psiquiátrico. La empleada doméstica reforzó esa línea: “La noté distinta estos días”. Con esos datos sobre la mesa, la mirada se posa sobre el profesional que la atendía. ¿Siguió los protocolos? ¿Evaluó el riesgo suicida u homicida? ¿Advirtió a la familia?
En la Argentina, los psiquiatras tienen la obligación legal de actuar –incluso con medidas de internación involuntaria– cuando el paciente representa un peligro para sí o para terceros. La Ley Nacional de Salud Mental 26.657 es tajante: el equipo tratante debe prever y notificar cuando la vida de terceros pueda verse comprometida.
Qué puede pasar con el médico. Aunque el fiscal César Troncoso aún no ordenó medidas sobre el psiquiatra, fuentes judiciales adelantaron que se analizará la historia clínica y las indicaciones médicas. Si se comprueba negligencia o falta de seguimiento, el profesional podría enfrentar cargos por homicidio culposo o incumplimiento de deberes. No sería la primera vez: en 2017, el psiquiatra de la llamada “médica del horror” –que acuchilló a su madre y a un vecino en Flores– fue procesado por omitir controles y no alertar sobre la peligrosidad de su paciente.
El contexto familiar. Allegados describen a Leguizamón como “introvertida” y a Seltzer como “un padre presente”. La familia llevaba años en el barrio y no registraba antecedentes de violencia doméstica. Los investigadores indagan si hubo algún detonante inmediato: deudas, problemas laborales o una discusión previa. Por ahora, nada cierra.
Las próximas 48 horas serán decisivas. La autopsia profundizará el orden de los hechos, los exámenes toxicológicos revelarán si la mujer tomó medicación (o la abandonó) y el análisis de su teléfono podría aportar pistas sobre su estado anímico. Mientras tanto, el psiquiatra se prepara para responder ante la Justicia y la comunidad médica por una pregunta incómoda pero inevitable: ¿se podía haber evitado la tragedia?