“Poggi está durmiendo con el enemigo, tiene un funcionario topo”
En los laberintos de la política, la traición y la lealtad se entrelazan en una danza constante de poder e influencia. El reciente escándalo que envuelve al gobernador de San Luis, Claudio Poggi, es un claro ejemplo de cómo estas dinámicas pueden convertirse en una amenaza interna que mina la estabilidad de una gestión.
El Enemigo en Casa
Alberto Lindow, jefe de Relaciones Laborales de la provincia, ha sido señalado por permitir la infiltración de un topo de Alberto Rodríguez Saá en las entrañas del gobierno de Poggi. El responsable de esta maniobra no es otro que el “Rengo” Orozco, un conocido personaje del ámbito mediático que, bajo la fachada de funcionario leal, se dedicó a filtrar información clave al Diario de la República, uno de los principales órganos de propaganda del sector Rodríguez Saá.
La incorporación de Orozco no pasó desapercibida por la Secretaría de Medios, que rápidamente identificó su filiación política. Sin embargo, en un acto de arrogancia o de una lealtad mal calculada, fue el propio Alberto Lindow quien se responsabilizó por la contratación, asegurando que Orozco respondía políticamente a él y no representaba una amenaza para la administración.
Los Abrazos del PJ
El punto álgido de esta situación se dio cuando el “Rengo” Orozco, recientemente contratado, fue visto en pleno acto del Partido Justicialista (PJ), abrazándose efusivamente con Alberto Rodríguez Saá, una escena que no deja lugar a dudas sobre las verdaderas lealtades que se juegan en esta intrincada partida.
¿Qué significa esto para la gestión de Claudio Poggi? La inclusión de personajes como Orozco en su círculo cercano no solo revela una debilidad en la selección de su equipo, sino también un peligro latente que podría costarle caro en términos de gobernabilidad y confianza pública.