En su reaparición en Villa de Merlo, el exgobernador Alberto Rodríguez Saá disparó contra la gestión de Claudio Poggi y prometió “volver al poder”, pero evitó toda autocrítica sobre las múltiples denuncias y conflictos heredados de sus mandatos anteriores.

En plena campaña electoral rumbo a los comicios del 11 de mayo, el exgobernador y actual presidente del Partido Justicialista de San Luis, Alberto Rodríguez Saá, brindó una conferencia de prensa en Villa de Merlo donde volvió a prometer un “futuro de progreso y justicia”. Sin embargo, sus definiciones dejaron un sabor amargo: el veterano dirigente peronista apuntó todas las críticas contra la actual gestión de Claudio Poggi y los “dirigentes desleales” que habrían socavado al PJ, pero evitó hacerse cargo de las fracturas internas y los problemas heredados de sus propias administraciones.

Rodríguez Saá se mostró confiado de cara al 2027, asegurando que el justicialismo provincial “volverá a ser gobierno”. Pero en su discurso predominó la nostalgia por el pasado, al mismo tiempo que acusó al oficialismo de “odio, revanchismo y persecución”. Resulta curioso que este señalamiento provenga de un dirigente que en su momento se caracterizó por mantener un férreo control del poder, con escasa tolerancia a la disidencia interna y cuestionamientos a su estilo personalista.

Promesas recicladas y sin autocrítica
El exmandatario sostuvo que la actual gestión “prometió un cambio, pero no dijo cuál era” y que con Poggi “todos los índices han caído: medioambiente, seguridad, salud y obra pública”. Llamó la atención que no mencionara las dificultades y conflictos que arrastra San Luis desde hace décadas, muchos de ellos acumulados durante las sucesivas administraciones del PJ.

Mientras describía el supuesto estado de deterioro provincial, el exgobernador hizo caso omiso a las múltiples denuncias que existieron en su momento, como la falta de transparencia en la asignación de fondos, las disputas por liderazgo dentro de su propio espacio o el manejo cuestionable de ciertas instituciones que ahora dice defender.

Señalamientos a “dirigentes traidores”
Rodríguez Saá se quejó de quienes, según él, abandonaron las filas justicialistas y contribuyeron a la derrota de 2023, lo que permitió la llegada de Poggi al poder. Describió la situación como una “jugada desleal” y responsabilizó a estos dirigentes del quiebre peronista. Sin embargo, no reconoció los problemas que arrastraba el partido en sus bases, la falta de renovación genuina y la desconfianza generada por jóvenes militantes que, en lugar de opciones reales de participación, se topaban con estructuras rígidas y verticalistas.

Críticas selectivas a la gestión actual
Aunque Rodríguez Saá se mostró muy contundente al hablar de la “persecución” por parte del poggismo en ámbitos como salud, deporte y universidades, eludió toda referencia a las causas judiciales que en su momento enfrentaron miembros de su gobierno y a las presuntas irregularidades que salpicaron a su círculo de confianza. Tampoco hubo explicaciones sobre las medidas que prometió para combatir la corrupción y el nepotismo durante su mandato, pero que nunca llegaron a concretarse de manera convincente.

El “nuevo” objetivo: 2027
En el tramo final de su discurso, el dirigente peronista renovó sus promesas de “poner a San Luis en el camino del progreso y la justicia” cuando, según sus cálculos, el PJ regrese al poder en 2027. Resulta paradójico que prometa un resurgir de la provincia a manos del partido que gobernó por décadas, sin asumir su cuota de responsabilidad en la situación actual que tanto critica.

Alberto Rodríguez Saá apuesta a su viejo libreto para recuperar la confianza de un electorado que ya lo escuchó y lo respaldó en repetidas ocasiones, pero que terminó votando por el cambio en 2023. Sus promesas de cara al futuro chocan con la falta de autocrítica sobre el desgaste, los desmanejos y las internas que se vivieron en su extensa etapa de poder. Mientras tanto, acusa al rival político de todos los males, sin aclarar cómo piensa resolver aquellos que él mismo dejó pendientes cuando era gobernador.