Desde el organismo desmintieron trabas, pero el régimen de información genera polémica.
Las compras con tarjetas en el exterior quedaron en el centro de la escena tras la entrada en vigencia de una resolución que obliga a bancos y emisoras a informar operaciones al ARCA, la Agencia de Recaudación y Control Aduanero.
Desde el 1º de julio, cada gasto hecho fuera del país con tarjetas de crédito o débito debe ser reportado por las entidades financieras. La norma exige detallar número de tarjeta, CUIT del emisor, fecha, país, moneda, monto en pesos y dólares, nombre del comercio y otros datos sensibles.
La medida generó alarma en redes sociales y entornos económicos, ante la sospecha de que se trataba de una nueva estrategia para restringir el consumo en moneda extranjera y reforzar el cepo indirectamente, a pesar de la retórica libertaria del gobierno.
Frente a la polémica, Agustín Rojo, subdirector institucional del ARCA, salió a aclarar que la medida “no implica ningún tipo de traba al consumo, ni afecta el régimen de equipaje”. Según explicó, se trata de un mecanismo meramente informativo, orientado a facilitar la aplicación de percepciones vigentes sobre compras en dólares.
“La información requerida es para aplicar percepciones, nada más. Parece que muchos no saben vivir en libertad y añoran el pasado reciente”, lanzó el funcionario en sus redes sociales, con tono desafiante.
Pese a la aclaración, el nuevo esquema informativo choca con los anuncios previos del Gobierno, que había prometido desregular el sistema de monitoreo de consumos. La medida contradice, además, el anuncio de semanas atrás sobre la eliminación del régimen de información para transacciones con tarjeta.
El silencio oficial sobre cómo se compatibiliza esta nueva exigencia con las anteriores declaraciones de libertad económica genera inquietud tanto en usuarios como en especialistas.
“Si no hay control ni traba, ¿por qué recopilar tanta información?”, se preguntó un economista consultado por El Diario de San Luis. Las dudas crecen en medio de un contexto de tensión cambiaria, caída del consumo y pérdida de credibilidad del relato oficial.