Miriam Salomón, una de las inscriptas en los planes habitacionales “Progreso” y “Sueños” lanzados en 2011, recorrió la obra donde se levanta su futura casa junto al gobernador Claudio Poggi. Tras años de alquileres y frustraciones —y luego de dos conversaciones cara a cara con el mandatario—, espera recibir las llaves el 21 de diciembre, cuando se entreguen las primeras 20 viviendas en La Punta.
Llegó temprano, caminó el predio como si ya hubiese memorizado cada metro cuadrado y se detuvo frente a la platea que pronto tendrá techo y aberturas. Miriam Salomón no pudo ocultar la emoción: “Es mi casa”, repetía, entre sonrisas y lágrimas, mientras señalaba las paredes en obra. El martes 29 de abril, a las 16, acompañó al gobernador Claudio Poggi en una recorrida por las 20 viviendas que el Gobierno levanta en la ciudad de La Punta para familias que, como ella, se inscribieron hace 13 años en los planes “Progreso” y “Sueños”.
Salomón recuerda aquella mañana de 2011 en la que firmó su solicitud. En ese entonces vivía con dos hijos menores que estudiaban y soñaban con un cuarto propio. Después vendrían el cambio de signo político, la paralización de las obras y, con el tiempo, una certeza amarga: su expediente dormía en un archivo. “Fueron años de lágrimas y desilusión —resume—. Me acostumbré a alquilar y hasta tuve que volver al departamento en la casa de mis padres”.
En dos ocasiones, asegura, se cruzó con Poggi y le contó su historia. La respuesta fue siempre la misma: “Si vuelvo a ser gobernador, tu casa va a estar”. A fines de 2023, con la nueva gestión, el expediente salió del cajón y se licitaron las obras. Hoy, los avances son visibles: mampostería levantada, instalaciones sanitarias en curso y cronograma de entrega fijado para el 21 de diciembre.
“Voy a recibir las llaves antes de terminar el año. Es mi sueño cumplido”, dice, mientras imagina un asado con sus hijos y sus nietos en el pequeño patio que figura en el plano. “Toda la vida alquilé. Saber que al fin tendré algo propio es una emoción tremenda. Poggi honró su palabra”.
Las viviendas, de tipología tradicional, cuentan con estar-comedor, cocina, dos dormitorios, baño y espacio para futuras ampliaciones. En esta etapa se destinan a quienes acreditaron inscripción en 2011, prioridad que —según la Secretaría de Vivienda— se mantendrá hasta completar los listados históricos.
Mientras avanzan las tareas, Miriam sueña en voz alta: “Quiero plantar un árbol en la vereda y poner una mesa grande para mis nietos. Después de tantos años, por fin voy a decir ‘esta es mi casa’ y esa frase no tiene precio”.
El 21 de diciembre, la mujer que alguna vez perdió la esperanza planea estrenar su puerta con un simple ritual: “Entrar, sentarme en el piso del living y agradecer”.