Especialistas de Aves Argentinas y Fundación Temaikén recorren la reserva privada La Siempre Viva —en el límite norte de San Luis— para chequear día a día el comportamiento de 45 cardenales amarillos reintroducidos en octubre y a principios de este año. Cámaras trampa, emisores y guardaparques locales forman la red que medirá si esta población vuelve a arraigarse en el monte puntano tras un dramático rescate de tráfico ilegal.
El canto inconfundible del cardenal amarillo vuelve a escucharse en la zona de Las Quijadas. Pero el regreso no es casual: forma parte de un plan de conservación que combina rescate, rehabilitación y ahora un monitoreo milimétrico de la post liberación.
En dos operativos —el primero a finales de octubre y el más reciente semanas atrás— se reinsertaron 45 cardenales que habían sido confiscados por Prefectura Naval en 2023. Hacinados en una camioneta y con destino a un mercado clandestino en el exterior, las aves pasaron luego por los corrales de cuarentena y el entrenamiento comportamental de la Fundación Temaikén, miembro de la Alianza Cardenal Amarillo.
Hoy, superada la etapa veterinaria, los ejemplares enfrentan el desafío más grande: sobrevivir y reproducirse de manera autónoma en un entorno donde décadas de captura los pusieron al borde de la extinción.
Tecnología al servicio de la conservación
La bióloga Rocío Lapido (Aves Argentinas) y la veterinaria Alicia De La Colina (Temaikén) lideraron la última salida de campo. Entre pastizales y algarrobos, colocaron cámaras trampa en puntos clave y reemplazaron radios GPS en algunos cardenales cuyo emisor había agotado batería.
Las imágenes y señales permiten saber:
Desplazamientos: qué microhábitat eligen y cuánta distancia cubren.
Interacciones: si forman parejas estables o compiten por recursos.
Amenazas: aparición de depredadores o presencia humana no autorizada.
Guardaparques de La Siempre Viva y voluntarios de la Alianza del Pastizal se sumaron al muestreo, reforzando una red que releva datos cada 30 y 60 días. Esos registros, explicó Lapido, sirven para “afinar protocolos de futuras liberaciones y, sobre todo, para detectar a tiempo cualquier factor que ponga en riesgo la recolonización”.
De la urgencia al modelo
El cardenal amarillo integra la lista de especies globalmente amenazadas: el tráfico y la pérdida de monte nativo redujeron 80 % sus poblaciones en apenas tres décadas. Por eso el proyecto en San Luis —que articula ONG, estado y propietarios privados— se considera un modelo de restauración.
A corto plazo, los técnicos esperan verificar supervivencia superior al 60 % pasada la primera estación fría, cifra que marcaría un éxito biológico. A mediano plazo, el objetivo es documentar pichones nacidos en libertad, señal de que la especie volvió a reproducirse en la región.
Los avances se compartirán en talleres de la Red Argentina de Reservas Privadas y en congresos de ornitología, alimentando una base nacional de buenas prácticas. “Cada liberación nos enseña algo nuevo —subrayó De La Colina—; aun cuando todo sale bien, siempre hay detalles que ajustar. Lo importante es el trabajo coordinado y la constancia en el seguimiento”.
Un monte que se recupera
La Siempre Viva, 1.800 hectáreas de bosque chaqueño serrano, ofrece agua permanente, parches de algarrobo y ausencia de ganadería intensiva: un mosaico ideal para el cardenal. La reserva abrió senderos interpretativos y capacita a vecinos en turismo de naturaleza; parte de las visitas ya preguntan por “las aves liberadas”, indicador de que la conservación también genera valor local.
Con los primeros fríos del otoño, los cardenales amarillos buscarán refugio y alimento natural. Si los emisores confirman que se adaptan y empiezan a cantar al amanecer, Aves Argentinas sabrá que valió la pena cada paso del operativo: rescatar, rehabilitar y, sobre todo, no soltarlos a su suerte, sino acompañarlos hasta que el monte vuelva a ser su casa definitiva.