En una manifestación marcada por fuertes reclamos contra el Poder Judicial, la clase política y la reivindicación de los derechos de mujeres y disidencias, un grupo de activistas prendió fuego a efigies del presidente Javier Milei, el gobernador Claudio Poggi y el intendente Gastón Hissa. El acto se produjo al cierre de la marcha por el Día de la Mujer, que reunió a cientos de personas en la ciudad de San Luis.
La movilización por el Día Internacional de la Mujer en San Luis dejó imágenes contundentes: durante la noche del 8 de marzo, un grupo de mujeres y disidencias quemó muñecos con los rostros del presidente Javier Milei, el gobernador Claudio Poggi y el intendente de la capital provincial, Gastón Hissa, frente a la sede municipal. La acción se sumó a una serie de intervenciones que reclamaron soluciones a las autoridades nacionales, provinciales y judiciales.
Una marcha multitudinaria y combativa
La concentración empezó alrededor de las 19:00 en el Centro Cultural “José La Vía”. Media hora después, las manifestantes —reunidas bajo consignas feministas, transfeministas y anticapitalistas— avanzaron por las calles céntricas. Se hicieron varias “paradas” para visibilizar demandas puntuales:
- Iglesia Catedral: Se reivindicó la separación de la Iglesia y el Estado y se criticó la supuesta injerencia religiosa en la política.
- Poder Judicial: Exigieron respuestas por las “miles de causas” que denuncian no avanzan y tildaron al edificio de “cementerio” para los expedientes de 51 mujeres, niñas y trans cuyos asesinatos siguen, afirman, impunes.
- Municipalidad de San Luis: Con cánticos como “el miedo que arda” y “Poggi y Milei son la misma bosta”, las activistas prendieron fuego a efigies que llevaban, además de los rostros locales, los de Victoria Villarruel, Elon Musk y Mark Zuckerberg.
El reclamo central: “Feliz será el día que no falte ninguna”
Entre las pancartas, se destacaban los nombres de víctimas de femicidio o de violencia de género, así como frases que denuncian la supuesta inacción de las autoridades. “Mamá tranquila hoy no camino sola” fue uno de los lemas que acompañó la marcha, realzando el sentido de sororidad y protección mutua.
En el Sistema Inteligente de Seguridad Provincial (Sispro), pegaron afiches con los nombres de lugares puntanos y de presuntas víctimas de femicidio, interpelando a la fuerza de seguridad bajo la pregunta: “¿Dónde estaban cuando asesinaron a…?”.
En la Iglesia Catedral, repudiaron la influencia eclesiástica y mostraron carteles contra el capitalismo, ilustrados con figuras de Donald Trump, Elon Musk y Javier Milei.
En el Poder Judicial, lo renombraron “el gran cementerio” donde, según ellas, “descansan en archivadores” los expedientes de 51 mujeres y trans que murieron en condiciones violentas sin obtener justicia.

La quema de efigies frente a la Municipalidad
El momento más polémico llegó cuando, ya de noche, el sector más combativo de la marcha exhibió las figuras de Milei, Poggi, Hissa, Villarruel, Musk y Zuckerberg en las escalinatas del edificio municipal. Con la consigna “Que arda” y bajo gritos de “Hissa, basura, vos sos la dictadura” y “Poggi y Milei son la misma bosta”, encendieron fuego a las imágenes.
Un final con carta abierta y fuertes críticas
La protesta culminó en la Plaza Pringles, donde algunas referentes leyeron un documento que abarcaba pedidos sobre educación, salud pública, defensa de los recursos naturales y reforma previsional. Denunciaron un “gobierno ultraliberal y neocolonial” y reclamaron mayores políticas de igualdad y protección.
“No queremos que nos digan cómo ser y vivir; el movimiento feminista y transfeminista fue, es y será la fuerza contra el patriarcado”, concluyeron las oradoras, cerrando así la jornada del 8M.
Una jornada con múltiples lecturas
La masiva asistencia, la diversidad de consignas y las intervenciones cargadas de simbolismo (desde la denuncia al Poder Judicial hasta la quema de efigies de figuras políticas y empresariales) evidencian el grado de descontento social y la necesidad de respuestas concretas. Mientras sectores de la sociedad critican los métodos empleados —especialmente la quema de imágenes—, las activistas defienden su accionar como una forma de visibilizar la supuesta violencia institucional y el abandono estatal que, a su juicio, padecen las mujeres y disidencias en la provincia.