Tras pasar por rehabilitación, tres zarigüeyas fueron devueltas a su entorno natural en la Reserva Florofaunística de La Florida. La liberación, coordinada por la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable, apunta a reforzar la conciencia sobre el valor ecológico de esta especie clave y a desalentar la captura o el miedo infundado hacia la “comadreja” criolla.
La quietud de la mañana en la Reserva Florofaunística de La Florida se rompió con un ruido leve: el de las puertas de transporte abriéndose para dar libertad a tres zarigüeyas─dos hembras y un macho─ que, tras semanas de cuidados veterinarios, volvieron a su hábitat natural. El operativo estuvo a cargo de un equipo conjunto de veterinarios, cuidadores y guardaparques, quienes siguieron los protocolos de reintroducción hasta ver a los pequeños marsupiales perderse entre los chañares y molles del monte puntano.
“Cada liberación exitosa es un recordatorio de por qué no debemos interferir con la fauna. Las zarigüeyas sanas controlan plagas y mantienen el equilibrio de los ecosistemas”, explicó la bióloga Carla Funes, responsable del programa de fauna silvestre de la provincia.
Marsupiales, no roedores
Aunque popularmente se las denomina “comadrejas”, las zarigüeyas (Didelphis albiventris) comparten linaje con los koalas y canguros, no con los roedores. Las hembras cargan a sus crías en una marsupia─la típica bolsa abdominal─y desempeñan un papel fundamental en el control natural de plagas: consumen ratas, cucarachas e incluso garrapatas que transmiten enfermedades.
Sin embargo, el desconocimiento las convierte en blanco de la persecución, sobre todo cuando incursionan en gallineros o aparecen en zonas urbanas. Desde la Secretaría de Ambiente recuerdan que “el principal peligro radica en el miedo injustificado, no en la especie”.
Cómo actuar ante un hallazgo
La cartera ambiental insta a la población a no capturar ni maniobrar animales silvestres y, en caso de encontrar ejemplares heridos o víctimas del mascotismo, comunicarse con:
Oficina de Fauna: 2664-452000 (interno 3372)
Policía Ambiental: 911 (denuncias anónimas)
Si el animal cruza la ruta, basta con frenar y dejarlo pasar; si se lo observa alimentándose, lo mejor es mantener la distancia y evitar interferir.
Un llamado a la convivencia
Con estas liberaciones periódicas, la Reserva de La Florida apunta a sensibilizar sobre la riqueza faunística de San Luis y la responsabilidad colectiva de conservarla. “Cuando devolvemos a un animal a la naturaleza, ganamos todos: la biodiversidad, la salud pública y el patrimonio ambiental de la provincia”, concluyó Funes.
La próxima vez que una “comadreja” aparezca en el patio, tal vez valga la pena recordar que —aunque de aspecto modesto— es uno de los mejores aliados que la naturaleza ofrece contra las plagas y por la salud del ecosistema.