Las autoridades sanitarias y educativas tratan de establecer qué ingirieron los estudiantes que, tras presentar mareos y malestares, fueron atendidos de urgencia. Ya descartaron intoxicación alimentaria y monóxido de carbono; la hipótesis apunta a una sustancia mezclada con agua.
La mañana del miércoles se volvió caótica en una escuela de Buena Esperanza: varios alumnos comenzaron a sentirse mal, con síntomas que iban desde mareos hasta náuseas. Personal docente activó el protocolo y los derivó al sistema de salud local.
Según trascendió de los primeros testimonios, los propios estudiantes deslizaron la posibilidad de haber bebido agua con algún tipo de sustancia agregada. Esa versión desplazó rápidamente otras hipótesis, y las autoridades ya descartaron una intoxicación alimentaria o problemas de monóxido de carbono dentro del establecimiento.
La gravedad de la situación obligó a suspender las clases del miércoles, justo el día en que estaban previstos los exámenes trimestrales. Fuentes del Ministerio de Educación indicaron que la medida se tomó para “garantizar la seguridad de los alumnos” y facilitar el trabajo de los investigadores.
En paralelo, personal sanitario recolectó muestras y revisó los espacios donde los chicos podrían haber manipulado o ingerido el líquido. El objetivo es identificar qué sustancia se mezcló con el agua y determinar si se trató de una acción intencional o de un accidente.
Por el momento, los alumnos afectados se encuentran fuera de peligro y en observación. El regreso a clases dependerá del resultado de los análisis y de las medidas preventivas que disponga la cartera educativa junto a Salud.
Mientras tanto, la comunidad escolar aguarda respuestas y refuerza la vigilancia interna para evitar que un incidente similar vuelva a ocurrir.