Más de 6 mil proyectos recibieron créditos provinciales para comenzar o ampliar sus negocios.
En una provincia donde emprender no siempre es fácil, más de 6.000 iniciativas encontraron un respaldo económico para despegar. El Gobierno de San Luis entregó esta semana nuevos créditos de los programas “Mi Primer Emprendimiento” y “Mi Próximo Paso”, en un acto encabezado por el gobernador Claudio Poggi en la Universidad Provincial de Oficios (UPrO), en Villa Mercedes.
Con historias que reflejan lucha, ingenio y necesidad de apoyo financiero, los emprendedores recibieron los decretos que habilitan el desembolso del crédito y, con ellos, la posibilidad de transformar su oficio en una fuente de ingresos sustentable.
Eugenia Giménez, de “Sublimado La Ribera”, contó que lleva tres años trabajando con estampas en textiles y plásticos. “Los insumos son caros y las máquinas son carísimas. Esta ayuda es ese empujoncito que necesitábamos para comprar por cantidad y tener margen para crecer”, explicó.
Otro caso es el de Florencia Saldañez y Lucas Gil, quienes impulsaron “Fausto Congelados”, un negocio de comidas listas que nació con unas empanadas caseras y hoy vende entre 200 y 300 docenas por semana. Con el crédito, planean comprar un freezer y seguir expandiendo su línea, que ya incluye productos Sin TACC y elaboraciones propias como pastas, tartas y pizzas.
Desde el barrio Ciudad Jardín, Romina González y Marcelo Agüero relataron cómo pasaron de revender productos químicos a proyectar su propia marca: “Vamos a producir a gran escala para escuelas y hospitales. Con esta ayuda, podemos adquirir maquinaria que antes era imposible”.
En la misma línea, Lorena Suárez, de “Panadería Villa Rafaela”, trabaja desde hace una década con toda su familia. Ahora busca ampliar su producción con una máquina de pan de miga y una ralladora, además de herramientas clave para diversificar su oferta en sanguchería y panadería industrial.
Aunque el impacto de este tipo de programas es real para cientos de familias, también reflejan una realidad estructural: el financiamiento privado está virtualmente cerrado y el Estado cumple un rol clave para activar la economía local, en un contexto de alta informalidad, inflación y caída del consumo.
La iniciativa de créditos apunta a sostener el autoempleo y fomentar microempresas, pero expertos advierten que sin acompañamiento técnico, canales de comercialización y una política tributaria más amigable, muchos proyectos corren el riesgo de no sostenerse en el tiempo.