El Gobierno provincial adquirió 100 lanzadoras Bersa Byrna para que cadetes y agentes penitenciarios puedan utilizarlas en situaciones de riesgo. Este martes se realizó la primera jornada de capacitación sobre su uso y protocolo de acción.
La Policía de San Luis comenzó a incorporar armamento no letal como parte de su estrategia de modernización y equipamiento para las fuerzas de seguridad. En el Instituto Superior de Seguridad Pública (ISSP) “Juan Pascual Pringles” se llevó a cabo este martes una jornada de formación sobre el uso de lanzadoras Bersa Byrna, un tipo de arma diseñada para inmovilizar sin provocar daños letales.
La adquisición de 100 lanzadoras—90 de puño y 10 largas—representó una inversión de $137 millones y forma parte de un plan integral del Gobierno para mejorar la capacidad operativa de los efectivos en la acción preventiva.
La ministra de Seguridad, Nancy Sosa, destacó la importancia de este equipamiento y anticipó que los cadetes en formación comenzarán a utilizarlas en las prácticas profesionalizantes. “Es fundamental sumar estas herramientas, especialmente en situaciones donde hay riesgo para el personal policial o terceros. Antes de recurrir a un arma letal, se debe emplear una alternativa que permita disuadir sin consecuencias irreversibles”, explicó la funcionaria.
Un paso hacia la modernización
El uso de armas no letales ya ha sido implementado en otras provincias con resultados positivos. En ese sentido, la ministra Sosa indicó que San Luis está dando un primer paso en la adopción de este tipo de tecnología y, si la experiencia resulta efectiva, se evaluará la incorporación de más unidades para otros efectivos en actividad.
La capacitación incluyó instrucción teórica y práctica sobre la normativa vigente en el uso de la fuerza, el funcionamiento del armamento y las medidas de seguridad a aplicar en cada intervención.
El gerente comercial de Bersa Byrna, Gustavo Martín, detalló que las lanzadoras funcionan con CO₂ y tienen un alcance de hasta 20 metros. “El arma de puño puede cargar hasta cinco municiones, y su impacto genera una contusión sin perforar la piel. En el caso de la versión larga, permite disparos continuos y cuenta con un tubo de aire comprimido que reduce los costos operativos”, explicó.
Entre las municiones disponibles, existen proyectiles de polipropileno reutilizable, diseñados para causar un fuerte impacto sin provocar heridas graves, y cápsulas químicas con pimienta o agentes irritantes, que al impactar generan efectos como ceguera temporal, náuseas y vómitos, facilitando la reducción del agresor.
¿En qué situaciones se utilizarán?
Las autoridades señalaron que las lanzadoras no reemplazarán el uso de armas de fuego, sino que serán una herramienta complementaria en escenarios de alta tensión y riesgo controlado, como:
- Manifestaciones o disturbios donde se busca disuadir sin generar víctimas fatales.
- Eventos deportivos o espectáculos masivos en los que la contención del público pueda tornarse violenta.
- Intervenciones policiales en conflictos urbanos, donde la presencia de un arma de fuego podría escalar la situación.
- Operativos en el Servicio Penitenciario, como motines o intentos de fuga.
- Situaciones con toma de rehenes, donde la reducción del agresor sin provocarle lesiones mortales es clave.
El nuevo enfoque de la seguridad en San Luis
El gobernador Claudio Poggi, quien firmó el decreto de adquisición del armamento, sostuvo que la incorporación de estas herramientas busca “brindar mayor seguridad a los ciudadanos y proteger a los efectivos en su labor”.
“No es un reemplazo del arma reglamentaria, sino una opción intermedia para evitar situaciones extremas”, aclaró el representante de Bersa Byrna. “En muchas circunstancias, el policía se encuentra en un dilema donde el uso del arma de fuego no es viable. Con esta tecnología, puede actuar con mayor margen de maniobra sin poner en peligro su vida ni la de terceros”.
Con la implementación de estas lanzadoras, San Luis se suma a la tendencia de modernizar sus fuerzas de seguridad con equipamiento menos letal, con el objetivo de reducir la violencia en los operativos sin comprometer la eficacia policial.