El Complejo Penitenciario N°2 incorporó tres adoquineras manuales modelo Holanda y materiales de construcción, y puso en marcha un programa de capacitación teórico-práctico con certificación oficial. En 90 días, los internos formados podrán elaborar entre 1.500 y 2.000 adoquines diarios para obras comunitarias e institucionales.
El miércoles pasado llegaron al Complejo Penitenciario N°2 tres adoquineras ponedoras manuales (modelo Holanda), capaces de fabricar 10 unidades por tirada con medidas estándar (6, 7 u 8 cm de alto; 11 cm de ancho; 22 cm de largo). Junto a las máquinas, la entrega incluyó sacos de cemento, arena gruesa lavada y ripio, fundamentales para la mezcla.
En los próximos días comenzará la adecuación del taller, la instalación definitiva del equipamiento y las primeras pruebas de producción.
Un programa avalado por la UPRO y con certificación oficial
Agentes penitenciarios e internos seleccionados participarán de un curso teórico-práctico, donde aprenderán:
Seguridad laboral y normas de higiene.
Mantenimiento y uso correcto de la adoquinera.
Elaboración de la mezcla óptima de cemento, arena y ripio.
Diseño, moldeado y colocación de los adoquines.
La capacitación estará a cargo de instructores de la Universidad Provincial de Oficios (UPRO), en colaboración con el área de tratamiento penitenciario. Al finalizar, los participantes recibirán un certificado oficial que avala su formación en oficios de construcción.
Producción y obra: un proyecto comunitario en 90 días
En 90 días, cuando el programa alcance su ritmo pleno, se prevé que el taller funcione a capacidad, con una producción diaria estimada entre 1.500 y 2.000 adoquines. Los primeros lotes se destinarán a pavimentar espacios del propio penal y a realizar mejoras en espacios públicos de Villa Mercedes, en coordinación con la Municipalidad.
Reinserción social y reducción de la reincidencia
Más allá de generar materiales para la ciudad, esta iniciativa promueve la revinculación social de las personas privadas de libertad. Al adquirir un oficio con salida laboral, los internos fortalecen su autoestima y sentido de pertenencia, lo que, según múltiples estudios, redunda en menores índices de reincidencia tras su egreso.
Con esta apuesta, el Complejo Penitenciario N°2 refuerza su rol como espacio de rehabilitación, donde la formación profesional se convierte en herramienta clave para construir proyectos de vida autónomos y de provecho para la comunidad.