Después de la eliminación de Boca ante Independiente en cuartos de final del Apertura 2025, Macarena Kunkel, hija del exdiputado Carlos Kunkel, se cruzó con los hinchas que recriminaban a Juan Román Riquelme y los acusó de ser quienes “insultan de la peor manera” al ídolo y dirigente.
La noche se tiñó de bronca en una Bombonera repleta. Boca no pudo sellar su pase a semifinales del Torneo Apertura 2025 y la tribuna, fiel a su estilo, descargó su furia contra la dirigencia que conduce Juan Román Riquelme. En medio de gritos y cánticos de reproche, apareció Macarena Kunkel, militante peronista e hija del histórico exdiputado Carlos Kunkel, para pararse en defensa del vicepresidente “Xeneize”.
“Se gana y se pierde —repite—, pero a Boca se lo alienta siempre. Aguante Juan Román Riquelme; el problema son los hinchas”. Su intervención generó estupor. Pocos minutos después, un simpatizante la increpó con insultos. Sin dudarlo, ella lo enfrentó: “Eso es, la gente que putea a Román es capaz de decirle ‘negro de mierda’. Aguante Boca, hay que alentar a Boca siempre. ¡Aguante Riquelme!”.
La escena no pasó desapercibida: en cuestión de segundos, las cámaras de televisión y las redes sociales convirtieron a Kunkel en el epicentro de la polémica. Mientras unos la aplaudían por “poner en su lugar” a los críticos, otros la tildaban de “infiltrada política” en el mundo del fútbol.
Un cruce que revela el cruce entre fútbol y política
La aparición de Macarena Kunkel muestra con claridad cómo las pasiones futboleras y las rivalidades políticas pueden entrelazarse en un mismo estadio. La familia Kunkel, con larga trayectoria en el peronismo, deslizó su apoyo a Riquelme como un gesto político más que deportivo, en un momento en que el dirigente busca reforzar su imagen de líder de la nueva dirigencia del club.
Mientras la tribuna seguía mezclando silbidos con cantitos de aliento, la militante Kunkel dio un paso al frente y recordó que, más allá de los resultados, “el verdadero hincha” se mantiene firme. Su mensaje, con tono desafiante, puso en evidencia la grieta que también cruza a los seguidores de Boca: los que vitorean a su ídolo hasta en la derrota y los que piden su renuncia tras un traspié.
En el cierre de la noche, la figura de Macarena Kunkel quedó instalada en el ADN del club: una hincha política, dispuesta a enfrentar a quien ose cuestionar a su dirigente favorito. Una mezcla de militancia y pasión xeneize que promete seguir dando tela para cortar.