La espera por justicia llega a un nuevo capítulo con el inicio del juicio por el abuso de una niña de tres años, un caso que ha conmovido a la comunidad y generado indignación.
Fue en octubre de 2017 cuando la madre de la niña, de entonces tres años y hoy 10, denunció en la Comisaría 38° de la ciudad de San Luis, los ultrajes que había vivido la pequeña días atrás, y que ella misma había relatado.
Todo sucedió un fin de semana cuando la menor quedó a resguardo de quién tenía la figura de su papá. Si bien no lo era, era el mejor amigo de la mujer, la había acompañado durante todo el embarazo y cuando nació quiso hacerse cargo de ella.
En ese momento, ambos estaban separados y compartían la guarda día por medio. Como la madre trabaja, se quedó con él desde el sábado hasta el lunes cuando la llevó a la guardería.
“La llevé conmigo a comer. Cuando estaba almorzando vino y me dijo ‘mami, me duele la cola’”, recordó. Inicialmente pensó que se podía haber caído y tras la insistencia de la nena la llevó a un pediatra que le pidió un examen y la derivó con una psicóloga.
Su hija le contó que durante el fin de semana no había estado con su papá, sino con un hermano de él. Éste habría perpetrado el abuso con un elemento tipo jabón.
“Ha sido un proceso muy largo, años de mucha angustia, haber vivido un infierno, que espero ahora termine”, transmitió la madre.
El camino que debió atravesar siguió con una exposición en la comisaría, la ratificación en la Justicia, la Cámara Gesell a la pequeña y diversas audiencias. Pero también, dijo que debió enfrentarse a amenazas de la familia del acusado y a que su ex pareja no creyera en la víctima.
“Me tuve que mudar a Córdoba porque me los cruzaba en todos lados. Él (por el acusado) me miraba y se reía. No logramos la prisión preventiva. Él siguió con su vida normal”, describió.
El miércoles iniciará el debate oral y está previsto que se desarrolle en dos jornadas. Ella participará desde Chile, donde reside hace un mes. Está representada por el abogado, Federico Farías.
La causa fue elevada a esa instancia con una caratula de abuso sexual con acceso carnal y un pedido de pena de 12 años de prisión. La defensa está a cargo de Rafael Berruezo.
“Fuimos nosotras las que tuvimos que modificar todo el entorno para tener paz. Pido que haya más asistencia a las víctimas. Espero que pague por el daño que causó. Grito como madre que se haga justicia y podamos volver a San Luis sin sentir el miedo en la espalda”, aseveró. (CH)