Fernando Quevedo, músico originario de San Luis, fue nominado en la categoría de Mejor Canción de Folclore en los Premios Gardel.
En una nueva edición de los Premios Gardel, la fiesta más relevante de la música nacional, organizados y otorgados por la Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas, tendrá participación de San Luis en la categoría especial a mejor canción del folclore.
La nominación fue para “Donde hay amor no hay olvido”, escrita por el letrista Fernando Quevedo, oriundo de San Francisco del Monte de Oro, y vocalizada por su colega Jorge Rojas.
La producción, con tintes entre la zamba y el folklore, se coló para disputar por el premio nacional y salió seleccionada entre más de 10 postulados.
La elaboración de alma sanluiseña competirá con Río, de Ahyre, los Tekis y Pitín Zalazar; Muere y Llueve de los Tabaleros y Soledad; Donde Quiera Que Van de Teresa Parodi, Lula Bertoldi, Ivonne Guzmán, Nadia Larcher y Ana Prada; y Baile Eterno de la cantante Mery Murua.
“’Donde hay amor, no hay olvido’ surgió luego de trabajar con Jorge y encontramos ese ángel en la canción”, expresó Quevedo y explicó: “Empezamos primero por los detalles de melodía y después a escribir. Sabíamos que tenía que hablar de amor, pero no de un amor de pareja o tal vez sí, pero queríamos que la pudieran trasladar también a los recuerdos de los padres, de seres queridos, de los que ya no están”.
Respecto a la nominación, el dúo se enteró por redes sociales y entre humor Quevedo contó: “Veía que me arrobaban, mandaban mensajes y con 43 años no le daba mucha atención a las redes y después mi familia me saludaba, la gente me felicitaba”, y agregó: “La sensación fue un poco ambigua al principio, soy de pensar que no está buena la competencia y menos en el arte, pero también tomamos esto como un regalo y para poder visibilizar mi trabajo de compositor”.
Al tratar de poner en palabras la inspiración y cómo surgió esta obra, el letrista comentó que el proceso no fue lineal: “Escribir una canción en realidad es la parte final de un recorrido. Estamos todo el día detrás de ideas, de inspiración” y profundizó: “Si bien es una canción de composiciones más simples, los elementos que tiene deben ser realmente potentes, interesantes, sensitivos que siempre van a tratar de tocar las fibras más íntimas y propias del que la vaya a escuchar”.
En cuanto al camino musical, Quevedo mencionó que su acercamiento fue desde pequeño en su familia, con primos que cantaban, un abuelo que “siempre andaba con la guitarra”, una abuela fanática de los “Chalchaleros” y familias vecinas que lo fomentaban.
La vida lo llevó a formar parte del grupo “Los Fulanos”, donde conoció a Rojas al cruzarlo por la calle y con nostalgia recordó cómo inició esa relación laboral que ya lleva más de 20 años: “Tuve la suerte de conocer a uno de mis músicos referentes y al poco tiempo de su carrera de solista empecé a trabajar con él. Ya el segundo disco de solista, él grabó una canción mía y desde ahí en más en todos sus discos hay canciones que hicimos juntos y otras solo mías”.
Con un inmenso currículum, años de experiencia y una dinámica de trabajo aceitada, el resultado de la elaboración de ambos estará presente en la 26° edición de los Premios Gardel que se celebrará el próximo martes 28 de mayo con la expectativa de poder hacerse de la estatuilla.
Además de las letras de Quevedo, el grupo Zabala Funes, integrado por dos jóvenes sanluiseños, Fiamma Funes y Kike Zabala, habían sido seleccionados entre los postulados para la categoría de “mejor álbum de folklore alternativo” por el disco “Vuelo Azul”.
A este dueto, integrado hace poco menos de cuatro años, aún le perdura la alegría de que las disqueras y demás organismos que participan en la selección de los postulados hayan elegido su trabajo para la nominación.
“Vuelo Azul” pasó por las minuciosas revisiones del jurado y en la última instancia de filtro para seleccionar los tres nominados que competirán, le ganó la pulseada el disco Caramelos de Felicidad de Los Tabaleros, que estará compitiendo con el álbum “Dueña de Mí” de Verónica Condomí, una música que lleva más de cinco décadas y el disco de Eletrío: Los árboles míos de Eleonora Eubel con Marcelo Lupis y Rodrigo Agudelo.