La Escuela Pública Digital N.º 3 “Ruka Kimuy”, ubicada en la comunidad ranquel, exhibió el proyecto apícola “Diwin” —“abeja” en lengua ranquel—. Con el respaldo de la Universidad de La Punta, docentes y alumnos fusionan saberes ancestrales, ciencia y cuidado ambiental para producir miel y subproductos con sello local.
NOGOLÍ.— Donde hay colmenas, hay comunidad. Ese es el espíritu que impulsó a los alumnos y docentes de la EPD N.º 3 “Ruka Kimuy” a abrir las puertas de su escuela y presentar “Diwin”, una experiencia apícola que combina tradición ranquel, experimentación científica y compromiso con el ambiente.
La jornada contó con la presencia del secretario general de la Universidad de La Punta (ULP), Juan Carlos Zabala, quien subrayó que la casa de estudios aportará horas cátedra y asistencia técnica: “Primero los acompañamos en la producción; la siguiente etapa será ayudarles a comercializar”.
Un proyecto transversal
Bajo la coordinación de los profesores Luciano Barroso y Juan Manuel de Luigi, “Diwin” se convirtió en eje curricular para los niveles Primario y Secundario:
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Matemática. Construcción de cajones y marcos, cálculo del peso y volumen de la miel.
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Ciencias Naturales. Biología de la abeja, ciclo vital y función polinizadora.
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Ciencias Sociales. Relación entre el entorno geográfico, la flora nativa y el circuito productivo campo-ciudad.
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Lengua. Exposición oral: cada estudiante explica las etapas del proceso y defiende el proyecto ante visitantes.
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Educación Artística. Diseño y decoración de frascos con motivos de abejas, flores y panales.
“Queremos que los chicos vean la ruralidad como una oportunidad económica y ambiental”, explicó Barroso. En los stands, los alumnos mostraron miel, propóleos y cera artesanal; también narraron cómo aprendieron a reconocer reinas, cosechar panales y etiquetar la producción.
Saber ancestral y ciencia
El nombre “Diwin” no es un detalle menor: recupera la lengua ranquel y refuerza la identidad de un proyecto que apunta a la sustentabilidad. El objetivo es instalar prácticas apícolas que respeten los ritmos de la naturaleza y, al mismo tiempo, doten a los jóvenes de competencias técnicas para el mundo laboral.
La ULP, por su parte, ve en “Diwin” un modelo replicable. “Es un puente entre conocimiento académico y saber comunitario. Cuando la escuela produce y vende, el aula se convierte en motor de desarrollo”, remarcó Zabala.
Con colmenas activas y el respaldo institucional, los estudiantes de “Ruka Kimuy” ya piensan en la próxima cosecha. Saben que, más allá de la miel, lo que producen es pertenencia y futuro.