Desde su fundación en 1908 junto al Ferrocarril San Martín, esta localidad del sur puntano conserva intactos los valores de solidaridad y tradición de sus primeros pobladores.
A orillas de la ruta provincial 12, junto a las antiguas vías del Ferrocarril General San Martín, se alza Fortín El Patria —también conocido como Dixonville—, una localidad que este 23 de abril conmemora 116 años desde su fundación en 1908. Nacido como asentamiento estratégico para sostener la expansión agropecuaria del sur puntano, el pueblo conserva en cada calle y en cada escuela el recuerdo de aquellos primeros pobladores que, con coraje y visión de futuro, sortearon un clima riguroso y un aislamiento marcado.
Sus 354 metros sobre el nivel del mar fueron elegidos para levantar un “puesto de frontera” que facilitara el tránsito de ganado y maquinarias, al tiempo que ofreciera un punto de encuentro para las familias rurales. Con el tiempo, Fortín El Patria se transformó en un custodio de tradiciones: el tambo artesanal, los bailes de guaycurú en la plaza y la celebración anual del aniversario reúnen a habitantes de todas las edades.
Hoy, la memoria colectiva se conserva en relatos orales que corren de nietos a abuelos, en los árboles centenarios que enmarcan la escuela primaria y en los caminos vecinales que mantienen el espíritu comunitario. Más allá de los libros y las actas, el patrimonio intangible late en la solidaridad cotidiana: vecinos que se ayudan en las cosechas, en la reparación de alambrados y en la organización de ferias de artesanía.
Este nuevo aniversario invita a reflexionar sobre la importancia de proteger el legado cultural. Fortín El Patria no solo es un punto en el mapa: es un testigo vivo de la vida rural, de los valores de perseverancia y respeto por la tierra que aún sostienen a esta comunidad. Al soplar las velas del aniversario, todo San Luis celebra a un pueblo que, carente de grandes monumentos, atesora en su sencillez el viaje épico de sus pioneros.