Alguna vez, el ex gobernador Alberto Rodríguez Saá explico que es muy difícil controlar la internet, y que por eso esta debe ser libre. Quizás en esa época no se avizoraba la llegada de los trolls a la comunicación política.
Extrañamente, para una persona tan formada especialmente en derechos humanos y gobierno democrático, un grupo de trolls parecen responder directamente a las editoriales que surgen de su medio “El diario de la República”.
Cada vez que se publica una nota que ataca Villa Mercedes, o la gestión municipal de la ciudad madre de la Calle Angosta, en un promedio de entre 3 y 4 minutos hay cerca de 10 comentarios negativos, con lenguaje muy similar entre sí, de usuarios evidentemente falsos, sin publicaciones ni interacción en sus posteos personales.
Desde el entorno del ex gobernador, dicen que él no trabaja de esta manera, lo cual puede ser creíble y aceptable, pero alguien que trabaja con él probablemente si, ya que el tiempo entre el posteo y el inicio de trabajo de los trolls, es coordinado.
Ente los “likes” a las notas anti Villa Mercedes, fácilmente se encuentran algunos ex funcionarios y familiares del riñón de los punteros albertistas.
Este tipo de políticas no es invento puntano, no es ni mas ni menos que el mismo sistema que utilizan los políticos actuales internacionales. El “trolleo”, no tiene muchas formas de regularse, y si las cuentas no infringen los términos y condiciones de las redes sociales donde se utilizan, poco y nada se puede hacer, mas que sentarse a comer pochoclos y ver como los trolls se pelean entre si.
Lo que es seguro, es que se seguirán viendo estos ataques sistemáticos de editoriales y trolles (sean del Alberto o no) contra Villa Mercedes y sus líderes, por lo menos hasta que se resuelvan las autoridades partidarias del PJ provincial.